En Arabia Saudí hay mucho más que inmensos desiertos de color ocre. Al Ahsa, con más de 2,5 millones de palmeras datileras que cubren una frondosa extensión en el interior, no muy lejos de la costa del Golfo, es el arquetipo de un oasis del desierto. Y esta región, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, acaba de añadir otro logro a su lista: en octubre, la organización Guinness World Records declaro Al-Ahsa el oasis independiente más grande del mundo. Esto supone gran variedad de opciones, desde manantiales de agua fría y caliente hasta mezquitas históricas y vistas extraordinarias. No tendrá tiempo para aburrirse en este oasis de 6.000 años de antigüedad, que durante mucho tiempo fue la puerta de entrada a la península arábiga para los viajeros que procedían del este. No pierda la oportunidad de probar un dátil khalasah antes de partir, los lugareños afirman que es uno de los mejores del mundo. Y aunque las granjas datileras son una parada obvia en su itinerario por Al Ahsa, aquí tiene otros lugares que no se puede perder.