Al Hada, en lo alto del valle que baja hacia La Meca, es un inmenso lugar que esconde babuinos graciosos, campos de rosas y toda la belleza de la naturaleza. Una carretera sinuosa baja elegantemente por la montaña, al igual que las antiguas rutas zigzagueantes de camellos. Cuando se pone el sol, la gente del lugar se reúne en los miradores para contemplar cómo las filas de montañas del horizonte adquieren una tonalidad grisácea. El teleférico más largo de Arabia Saudí cubre el trayecto entre la cima de la montaña y la base del wadi, donde se halla el pueblo turístico Al Kar Tourist Village, de estilo hiyazí y equipado con un parque acuático y un tobogán de trineo.
El mercado central de Taif es un laberinto de callejuelas que pasan por edificios de color arena y plazas de ambiente apacible. Está distribuido por zonas temáticas, con secciones alegres y aromáticas dedicadas a la miel de la zona, el perfume (especialmente el agua y el aceite de rosas), la indumentaria islámica y las joyas. Los joyeros de la calle trabajan con sopletes en anillos de plata con ágatas de Yemen incrustadas, y en las tiendas cercanas venden elaboradas piezas para el cuerpo fabricadas con oro extraído en la cercana Medina. Los vendedores de ghee de leche, madera de agar, hierbas curativas y espadas decorativas son parte esencial de la auténtica Taif.
Cada año Taif se tiñe de rosa y rojo cuando las famosa rosas de Damasco de 30 pétalos perfuman el ambiente. En la «Ciudad de las Rosas», más de 900 granjas de rosas producen más de 300 millones de flores, que se cosechan para fabricar el aceite de rosas, o attar, más caro del mundo. Si quiere ver el proceso en persona, puede hacer una visita guiada a una de las fábricas de rosas de la ciudad. También puede visitar el mercado central de Taif para elegir y comprar jabones, fragancias, agua y aceite de rosas.
Viaje de forma responsable
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