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Tanomah alberga minaretes y casas de piedra a gran altitud y está rodeada de enebros y cumbres escarpadas, además de contar con una cascada en medio de la ciudad. Al oeste, la zona que rodea el monte Al Sharaf, atrae a senderistas, observadores de aves y escaladores, y sus cimas de color caoba esconden la primera ruta de escalada equipada del reino y muchas de sus especies de aves más singulares. Haga un alto para reponer fuerzas en el acogedor Al Nakheel Restaurant, que sirve carne a la parrilla, o pruebe el buffet del Reef Tanomah.
La ciudad nororiental de Tabuk ha sido durante mucho tiempo un lugar de descanso para los peregrinos jordanos y egipcios. Atesora la riqueza de la cultura beduina, como se puede notar en el bullicioso zoco Twaheen, que sigue vendiendo alfombras estampadas y carpas de pelo de cabra para los nómadas actuales.
El puerto de Yanbu, a pocas horas en coche al oeste de Medina, es en realidad dos ciudades en una: la ciudad nueva en el sur, con sus plantas y refinerías de petróleo, y la ciudad vieja en el norte, una antigua escala de la ruta de las especias y donde T.E. Lawrence vivió en un edificio hiyazí de 1915 a 1916.
El lema oficioso de Yida es «Jeddah ghair» o «Yida es diferente». Ninguna ciudad saudí ha estado más abierta a las influencias exteriores durante años que este antiguo puerto, que recibe comerciantes, artistas internacionales y peregrinos en dirección a La Meca.